La amiga entrañable
Coronel Martínez Inglés
Coronel Martínez Inglés
En este país, estimados amigos, somos especialistas en no llamar a las cosas (y a las personas) por su nombre, en jugar al equívoco, en usar y abusar de los eufemismos hasta extremos increíbles y ridículos. Así, por ejemplo, en los últimos tiempos, los españoles en general y los periodistas, tertulianos y dirigentes políticos en particular, en el colmo de la sumisión a lo políticamente correcto, nos hemos puesto de acuerdo en llamar “monarca” a un elitista cazador de elefantes por cuenta ajena; “profesional”, a una señora, también de rancio abolengo, con cuernos perpetuos; “duque”, a un chorizo institucional de larga mano; “infanta”, a una tontita que no se enteraba de nada pero ponía el cazo; “secretario de las infantas” a un orondo y risueño conseguidor regio; “conde”, a un abúlico testaferro, también regio; “ex tesorero”, a un bribón coge taxis de cuello blanco; “sobrecogedor”, a todo político inmerso en apócrifos listados de dinero negro partidario…